Un mercado sin regulaciones, con trabajadoras estigmatizadas y sin derechos es el caldo de cultivo perfecto para que terceros abusen y precaricen a las Sexo Servidoras, y así lo hicieron:
· Agencias perpetuando los valores de la competencia entre las chicas, basándose en la belleza, baratillo de ofertas, tarifas por los suelos.
· Los dueños de Nights Clubs o sitios de alterne se declararon en televisión nacional custodios de la salud y seguridad de la trabajadora sexual ante el abandono de las instituciones gubernamentales: Ministerio de Salud Pública y Policía Nacional.
· Se han suspendido los controles profilácticos para las chicas que no pueden renovar su carnet de salud y no se implementan capacitaciones o estrategias reales de acompañamiento para que la Sexo Servidora pueda seguir desempeñando su labor en medio de la pandemia.
· La policía estigmatiza y culpabiliza a la víctima de lo que le pueda llegar a ocurrir. Se tiene el prejuicio arraigado que todo lo que le pasa a una trabajadora sexual es merecido por ejercer la prostitución. No es digna ni de respeto ni resguardo, se cree que ella aceptaría de manera implícita los abusos y hasta violaciones.
· Los clientes una vez que se agarraron de la mano, se agarraron del codo y del hombro. Hoy por hoy creen que son los que deciden cuanto debe cobrar cada chica basándose en su personal sentido de belleza y conveniencia económica. Exigen material virtual gratuito, rebajas, inseguridad en los servicios y en el momento del encuentro como si fuera su derecho abusar. Muchos hacen alianzas con dueños de Nigth Clubs, Proxenetas o agencias para obligar a la trabajadora a que acepte sus demandas o condiciones así se vayan contra la misma salud de la meretriz.
“Para una venezolana 5$ es plata”
(autoexplotación)
A raíz de la migración los precios cayeron en picada y se empezaron a incluir ofertas basadas en permitir al usuario hacernos lo que le plazca durante la cita, por ejemplo: permitir sexo oral e incluso vaginal sin goma, lluvia blanca, dorada o grabarnos manteniendo relaciones sin costos extras. Muchas de las chicas usaban este material para promocionar sus propios servicios con clips xxx cortos. Pero, todas estas concesiones se pagaron con creces cuando vino la pandemia y nuestra economía empezó a depender en mayor o menor proporción del material virtual que antes regalábamos.
Cuando la pandemia nos obligó a recluirnos, el sexo virtual en todas sus modalidades adquirió para muchas un significado distinto, aprendimos que hay alternativas que pueden representar ganancias además de la acostumbrada cita presencial. El sexo virtual a muchas nos sostuvo durante los meses más críticos: chat erótico, videos personalizados, llamadas calientes, packs.
Otra parte de las chicas que, por falta de capacitación, comodidad o porque habían estado dando todo el material virtual gratis no pudieron acoplarse y re inventarse así que se vieron obligadas a seguir atendiendo de forma presencial exponiendo su salud y la de su clientela. Absorbieron además los nuevos gastos en material de desinfección y cuidado.
Este sector de trabajadoras ven ahora amenazados sus ingresos no solo por la precaria situación económica y el peligro de contagio sino porque siempre habrá alguien que cobre más barato, así como también alguien que se haga más operaciones o se exponga más.
Mejorar la calidad del servicio nunca fue una opción porque se piensa que en este negocio no se invierte y es inútil capacitarte.
La figura de escort entendiendo esta como acompañante o escolta, es decir, aquella persona que ofertaba más que un servicio de penetración uno de compartir tiempo, celebraciones, conversar y ofrecer otro tipo de placeres sensoriales como masajes reales, fetiches, fantasías, juegos eróticos, casi ha desaparecido, los servicios se vuelven cada vez más violentos, rápidos (15 minutos) inseguros y basados en la penetración. Deshumanizando en este proceso a la trabajadora.
“Tienes que convencerme para yo tomar tu servicio, ¿Cuánto más por hacerlo sin condón?, manda fotos de tu vagina necesito ver lo que me voy a comer, 40$ muy costoso”
Hoy nos enfrentamos a un usuario mal acostumbrado a que se le dé todo el material de manera gratuita, un USUARIO LOCAL que se ancla en el estigma de que una puta no vale nada así que todo abuso es lícito, un usuario que sin pena hace alianzas con chulos, agencias y proxenetas para obligar a la trabajadora sexual a bajar sus costos y aceptar prácticas que inclusive pueden afectar su salud permanentemente.
Un usuario que está contento con la migración y “competencia” en el trabajo sexual pues es el escenario perfecto de necesidad para que él pueda aprovecharse y exigir que le cobren lo que él quiera, hacerlo sin condón e imponer sus deseos por encima de la aprobación de la trabajadora.
Un usuario educado por y para la pornografía falsa y misógina de las tubes “gratuitas” fiel a los tres platos y servicio de 15 minutos.
Un usuario que se adjudica la insignia de catador porque ahora el básico le alcanza para 3 o 4 sexo servidoras al mes y pretende exigir con el pecho hinchado cuanto deberíamos cobrar todas basándonos en su miserable sueldo. Que se adjudica la insignia de ejecutivo o VIP porque la trabajadora que se ajusta a su estándar de belleza se auto explota y asume arriendo de departamentos de ubicación privilegiada, condones y se deja filmar.
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